miércoles, 5 de abril de 2017

Brockmire

ifc.com/shows/brockmire
-Estreno: 5 de abril de 2017, IFC
-Comedia, 21 minutos, 1 temporada, 8 episodios.
-Renovada.

-Hank Azaria, aparte de su carrera como actor, lleva tres décadas haciendo voces en 'Los Simpson', haciendo hablar a personajes como Moe, Apu y otra treintena larga. Desde su juventud, una de las voces graciosas que le gustaba hacer era la de comentarista de béisbol, sobre todo con el gag de comentar cosas extemporáneas al partido usando la misma voz neutra y profesional que se pone para comantar un home run o un strike two. Esa voz cuajó en un personaje, Jim Brockmire, que fue apareciendo a gotitas en especiales televisivos de comedia, y que ahora, tras pasar incluso por un pleito contra otro cómico por la posesión legal del personaje, tiene su propia teleserie. En ella Brockmire lleva diez años caído en desgracia debido a un día en el que se le fue la olla y contó por las ondas, y con gran detalle, cómo su esposa le ponía los cuernos. Convertido fulminantemente en incontratable en todo el país, lleva una década rebotando por Asia (Filipinas, Tailandia, etc) comentando peleas de gallos y otras cosas humillantes. En estas, un equipo de las ligas menores, con tanta ansia de atención que recurren a una estrella estrellada de YouTube como él, lo contrata para intentar que se hable de ellos, "aunque sea bien", como dice el dicho. El equipo son los Frackers, el pueblo es el ficticio Morristown, y sí, es un poblacho post-industrial cuya única industria más o menos viva es cascar el suelo a bombazos para ver si sale gas de él. La dueña del equipo, Jules James, es la siempre estupenda Amanda Peet, y pronto se revelará que ambos personajes principales son unos alcohólicos funcionales cuyos mejores días empiezan a quedar detrás de ellos, y que se agarran a sus sueños de gloria aunque sea a un nivel tan cutre como en el que están ahora. Los jugadores del equipo están obesos o mayores o las dos cosas, el ricacho del lugar quiere disolver el equipo, y tanto Jim como Jules van alternando meteduras de pata con triunfos parciales mientras despejan las dudas sobre si van a liarse o no. Parte del humor depende de cuánto se sepa de béisbol, pero aunque no se sepa nada, no es difícil saber qué parte de uno de los comentarios de Brockmire trata sobre el partido y cuál sobre los sinsabores de la vida, humillaciones sexuales incluidas. El resultado es una historia que debería dar para un episodio o dos nada más, pero que acaba haciéndose entrañable.

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